No hay nada tan placentero para un asiduo
espectador/devorador de películas como no tener expectativas antes de ver una,
aun sabiendo que es Eli Roth (sí, me gusta el gore) el que está detrás y que el
cartel lo forma una calavera a base de árboles (¡Uy que yuyu!).
La película parte de la clásica premisa del cine de
terror sobre asesinos en serie (slashers
que lo llaman ahora) tan trillada a día de hoy, que bebe descaradamente de
clásicos como Viernes 13 o Halloween, solo que esta vez nuestro
asesino no es de carne y hueso.
Y he aquí que un grupo de jóvenes, cansados ellos
de estudiar, se van de juerga rural a un lugar perdido e incomunicado (¡Con lo
grande que es Norteamérica, señores!) comenzando la estancia con sexo y
disparos con escopeta de aire comprimido a las ardillas del lugar (¡Qué sería
de este tipo de películas sin el típico graciosillo!) hasta que encuentran a
alguien que necesita ayuda y que de una forma desconocida (este detalle me ha
gustado mucho) está infectado por algo que deteriora la piel y aumenta la
agresividad. Todo esto desata la locura, en primer lugar, intentado ayudar al
susodicho y, en segundo, golpeándolo e intentado huir del lugar sea como sea.
La infección, dada su desconocida forma de
contagio, va creando escenas tanto de terror y pánico como de momentos cómicos
(sexo incluido) que mezcladas con un gore selectivo y personajes pintorescos
(ese momento Kárate Kid no tiene
precio) dotan a la película del revulsivo necesario y, para mí, brillante para
no apagar la tele pensando “¡Bah, otra igual que las demás!”.
Vamos, que sí, que me ha gustado bastante ya que
sin ser una obra de arte se despega de la típica
“película-de-terror-con-jóvenes-y-sexo” y deja un buen sabor de boca una vez
finalizada. Un guión decente que, si nos ponemos filosóficos, podría indagar incluso
en la solidaridad del ser humano.
Incluso el propio Roth se da el capricho de hacer
un cameo en ella. Y ya, a título muy personal, me ha gustado ver en una faceta
que desconocía a Rider Strong, el eterno Shawn
Hunter de Yo y el Mundo.
Tiene una secuela y dos proyectos más que acabarán
convirtiendo este Cabin Fever en otra
saga del cine de terror, pero eso ya es otra historia.